Animalia
Para los antiguos peruanos, animales como el cóndor, el puma o la serpiente, eran deidades, en una comprensión del mundo armónica con la naturaleza. Luego de la conquista española, muchas de estas representaciones fueron símbolo de resistencia, pero también se mezclaron con cultos cristianos, e incorporaron animales europeos como el pavo real. Hoy concebimos esta religiosidad que nunca desapareció como parte esencial de lo peruano. Prueba de ello es Animalia, de Clara Best (Lima, 1987), quien plantea la dinámica mestiza de la peruanidad con su novedosa iconografía.
La artista ha desarrollado esculturas de animales en origami, pero, en vez del tradicional papel, empleó telas de fibras naturales y tintes elaborados por dos maestras shipibas, Elena Valera y Olinda Silvano, a partir de materiales orgánicos como la cúrcuma o la caoba.
Con el origami, Best incorpora a la cultura japonesa en esta peruanidad abierta. Incluso, creó una serie de obras con materiales reciclados con la comunidad del Centro Cultural Peruano Japonés. Luego diseñó proyecciones de luz sobre estas obras para enfatizar la artificialidad de sus criaturas.
De esta manera, Best, quien ha participado en el Encuentro de Jóvenes Artistas Nikkei y en la Feria de Arte Perú Ganbarimashō, realiza un sincretismo no necesariamente armónico entre lo prehispánico sudamericano y lo japonés, en la misma línea de Tilsa Tsuchiya, Sandra Gamarra Heshiki o Haroldo Higa. Desde ese encuentro piensa en el futuro: sus criaturas nos recuerdan la fragilidad de nuestros ecosistemas, y recuerdan que la única manera de preservarlos es conectarnos con los otros seres vivos.
Miguel Ángel Vallejo Sameshima
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